Omaira Uzcátegui Sánchez
Cosmobiólogo
Desde ayer domingo 22/07 a las 5:32 de la mañana (Hora de Venezuela) Nuestra estrella “El SOL” comenzó su recorrido – en su movimiento aparente a través de la eclíptica - Por la constelación del signo de su domicilio ¡Leo! El signo de la magnificencia, de la dignidad, de la nobleza, de la creatividad y del honor. Nacer Leo conlleva indiscutiblemente, la obligatoriedad de tener que librar desde muy joven, una gran batalla contra ese monstruo de mil cabezas, llamado “EGO"
Si esa batalla no se establece esgrimiendo como espada, a esa otra virtud leonina como lo es su alto sentido de la justicia, el peligro que se corre es verse devorado por las fauces internas asociadas al signo, como son la tiranía, la arrogancia, el despotismo, la vanidad, el egocentrismo, la intolerancia, el orgullo y la crueldad.
Y cuando eso sucede vemos con dolor, como ese majestuoso, digno, voluntarioso, distinguido y espléndido León… Puede finalizar su vida convertido en un simple gato callejero, pendenciero, marrullero, y sin ningún pedigrí.
Mi recomendación a todos mis amigos (as) que al igual que yo, nacimos bajo los influjos de los rayos del Sol, es que aprovechemos este nuevo cumpleaños, para que nos conectemos con lo mejor de nuestra energía zodiacal, de manera de poder transitar este nuevo período, sin quemarnos a nosotros mismos, en el fuego de la fatuidad y de la intransigencia.